Recordant Mario Benedetti (14/09/1920 – 17/05/2009)
Los
bomberos
Olegario
no sólo fue un as del presentimiento, sino que además siempre estuvo muy
orgulloso de su poder. A veces se quedaba absorto por un instante, y luego
decía: "Mañana va a llover". Y llovía. Otras veces se rascaba la nuca
y anunciaba: "El martes saldrá el 57 a la cabeza". Y el martes salía
el 57 a la cabeza. Entre sus amigos gozaba de una admiración sin límites.
Algunos
de ellos recuerdan el más famoso de sus aciertos. Caminaban con él frente a la
Universidad, cuando de pronto el aire matutino fue atravesado por el sonido y
la furia de los bomberos. Olegario sonrió de modo casi imperceptible, y dijo:
"Es posible que mi casa se esté quemando".
Llamaron
un taxi y encargaron al chófer que siguiera de cerca a los bomberos. Éstos
tomaron por Rivera, y Olegario dijo: "Es casi seguro que mi casa se esté
quemando". Los amigos guardaron un respetuoso y afable silencio; tanto lo
admiraban.
Los bomberos
siguieron por Pereyra y la nerviosidad llegó a su colmo. Cuando doblaron por la
calle en que vivía Olegario, los amigos se pusieron tiesos de expectativa. Por
fin, frente mismo a la llameante casa de Olegario, el carro de bomberos se
detuvo y los hombres comenzaron rápida y serenamente los preparativos de rigor.
De vez en cuando, desde las ventanas de la planta alta, alguna astilla volaba
por los aires.
Con toda
parsimonia, Olegario bajó del taxi. Se acomodó el nudo de la corbata, y luego,
con un aire de humilde vencedor, se aprestó a recibir las felicitaciones y los
abrazos de sus buenos amigos.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada